Esta patología es una enfermedad silenciosa, que solo puede diagnosticarse mediante el
control oftalmológico, pues presenta los primeros síntomas en etapas muy avanzadas.
En el marco del Día del Mundial del Glaucoma, el Servicio de Oftalmología del Hospital
Clínico Herminda Martín organizó un operativo destinado a las personas mayores de 40
años, quienes pudieron medir su presión intraocular y en caso de niveles elevados, fueron
controlados por el especialista, para solicitar nuevos exámenes sobre todo si tenían
antecedentes hereditarios en sus familiares directos.
106 personas fueron controladas por un tecnólogo médico especializado y posteriormente
por un oftalmólogo quien evaluó su polo posterior. En caso de sospecha de la patología se
realizaron exámenes más exhaustivos.
El Glaucoma, es la primera causa de ceguera irreversible en Chile y el mundo,
principalmente porque es una enfermedad silenciosa, que en sus etapas iniciales no
produce sintomatología y solo es percibida cuando está en sus etapas más avanzadas,
disminuyendo la agudeza o el campo visual, desde la periferia hacia el centro del ojo.
En esa línea, el Dr. Francisco Franco, del Servicio de Oftalmología Hospital Clínico
Herminda Martín hizo un llamado a la comunidad para tomar precauciones y así disminuir
el riesgo de padecer esta patología. “Los principales factores de riesgo tienen relación con
tener familiares directos –padre, madre, hermanos o hijos- que estén diagnosticados con
esta patología; edad avanzada porque es más común luego de los 60 años; tener
enfermedades crónicas como la diabetes o hipertensión, u otros problemas o patologías
oftalmológicas como altos grados de miopía, hipermetropía, haber tenido traumas
oculares severos o cataratas y por supuesto la presión ocular alta, que es el único factor
que es corregible con medicamentos”, sostiene el Dr. Franco.
Los principales tratamientos están orientados a disminuir la presión ocular, usando gotas,
existen casos más severos en los que puede ser necesaria una cirugía con el objetivo de
que el daño no siga avanzando.
Para el especialista, los controles periódicos son importantes, a lo menos una vez al año,
sobre todo en personas que han superado los 50 años. Asimismo, refuerza que si bien es
una enfermedad que no puede prevenirse, si se puede reducir el riesgo de contraerla
realizando controles especializados, iniciando después de los 40 años cuando se tiene el
antecedente familiar de la patología.