Se trata del financiamiento de dos proyectos FIC, que actualmente los ejecuta la Universidad de Concepción y que contienen los principales objetivos del Plan de Gestión de la Reserva de la Biósfera, que cumplió 12 años desde su creación.
En el marco del aniversario N°12 de la Reserva de la Biósfera, el Gobierno Regional de Ñuble realizó una jornada de trabajo para dar cuenta de los avances que han tenido dos programas financiados a través de los Fondo de Innovación para la Competitividad, FIC, que ejecuta la Universidad de Concepción y que buscan, por un lado, la gestión ambiental sustentable y, por otro, el fomento productivo y desarrollo territorial del «Corredor Biológico Nevados de Chillán – Laguna del Laja»,
Luego de las exposiciones realizadas que dan cuenta del trabajo alcanzado a la fecha y el desarrollo que se generará en las comunidades que viven en la zona, el Gobernador Regional, Óscar Crisóstomo, enfatizó que ambos programas “nos permiten, por un lado, dar energía para poder seguir cuidando esta zona y este espacio territorial de nuestra región y, por otro lado, ver aspectos productivos que podemos trabajar siempre en un ámbito sustentable y sostenible. Desde el Gobierno Regional nos comprometimos desde el primer día para que nuestra región tuviera una valoración en todo su quehacer que fuera sustentable y que permitiera dejar un buen legado para el futuro y para las nuevas generaciones. Creemos que en este espacio de trabajo que estamos generando en la reserva de la biósfera, lo estamos consiguiendo con estos dos proyectos que han permitido la articulación con diversas organizaciones sociales, los municipios de todas las comunas cordilleranas y que además se va a complementar con el trabajo que se está realizando con Sernatur y con la Zonas de Rezago también”.
Asimismo, Ricardo Quilaqueo, representante de la Gerencia de Áreas Silvestres Protegidas de Conaf y punto focal de la Reserva de la Biósfera de Ñuble sostuvo «en el ámbito de la naturaleza y los recursos sustentables la Región de Ñuble dio en el clavo, porque a partir de un plan de gestión que nació cuando aún eran parte de la región del Biobío, del corredor biológico de la Reserva de la Biósfera, están avanzando en una línea de trabajo que busca generar desarrollo dentro del territorio. Es decir, van encauzados en un tremendo esfuerzo que se traducirá en grandes beneficios, no solo en el ámbito ambiental, sino también en función del turismo de intereses especiales y finalmente en el bienestar de las personas»
Programas en desarrollo
Ambos proyectos tienen una duración de tres años e implican una inversión de $300 millones cada una.
Al respecto, el académico de la Universidad de Concepción y Director del Programa de Fomento Productivo y Desarrollo Territorial en la Reserva, Jorge Jiménez, explicó que el objetivo es “apoyar y desarrollar actividades económicas que sean compatibles con el territorio, y en este sentido hemos trabajado la línea de poder trabajar con recolectores de follaje y productos silvestres, para poder apoyarlos en la agregación de valor de sus productos y que puedan de alguna forma a pasar a procesos de resolución sanitaria, certificación y poder salir a los mercados”.
Adicionalmente, agregó, “hemos estado apoyando otras actividades que tiene que ver con el patrimonio que tiene la reserva que es el turismo, y en ese sentido hemos tratado de fortalecer las actividades existentes y también apoyar a la formalización y creación de nuevos emprendimientos turísticos, que puedan entregar una oferta sustentable y desarrollar actividades en el territorio sin generar problemas que apunten a su sentido de conservación”.
En esa misma línea el académico de la Universidad de Concepción y encargado del programa de Gestión Ambiental, Gerardo Azócar, señaló que “hemos recorrido toda la zona cordillera acá en Ñuble y hemos encontrado que hay enormes potencialidades para que esta zona de la cordillera y la reserva sean un emblema de lo que es posible en temas de conservación de especies y de la biodiversidad, pero también de entregar alternativas a las personas, a las comunidades que viven en la reserva. Son comunidades rurales, aisladas, con muchos déficits sociales de infraestructura, de equipamiento, sin puentes, con mucha precariedad, por lo tanto, el programa también se hace cargo de estas necesidades de levantar esta información y de canalizarla hacia el Estado para poder focalizar de mejor manera la inversión, pero cuidando un poco el patrimonio natural y cultural que tiene este territorio en nuestro país”.
Cabe recordar que el pasado 29 de junio se cumplieron 12 años desde que la UNESCO reconoció la décima y, hasta ahora, última reserva de la biósfera de Chile, denominada «Corredor Biológico Nevados de Chillán – Laguna del Laja».
Este es un trabajo que va a tener una duración de tres años y en estos ocho meses de trabajo hemos estado trabajando tanto con los municipios que son cordilleranos, para poder articularnos con los esfuerzos que están haciendo con distintas organizaciones para poder unificar esfuerzos y que pudieran de alguna forma recolectar, actualizar información y poder velar por estas actividades de desarrollo.