MOSCU ( RUSIA).- En un giro estratégico que mezcla diplomacia y cálculo geopolítico, Vladimir Putin se postula ahora como mediador en el tenso conflicto entre Israel e Irán. Esto, tras ser ampliamente señalado como agresor por su invasión a Ucrania, el presidente ruso intenta proyectar una imagen de pacificador ante el mundo. Sin embargo, detrás del gesto conciliador se esconde una jugada que los analistas califican como oportunista.
Moscú, aliado clave de Teherán y pragmático socio de Israel, busca aprovechar la crisis regional para desviar la atención de la guerra en Ucrania y ganar puntos
ante Washington. Putin incluso habría ofrecido su intermediación directamente al presidente estadounidense, Donald Trump, con la intención de allanar un eventual acuerdo favorable al Kremlin en el frente ucraniano.
Agencia Orbe