Deshidratación, infecciones, y daños renales o cardiovasculares son algunos de los efectos adversos asociados al consumo de esta agua, cuyo uso como tratamiento contra el cáncer ha sido recientemente promovido sin respaldo científico.
La reciente noticia sobre un hombre en la Región de Valparaíso que comercializa agua de mar embotellada asegurando que “cura el cáncer”, ha generado preocupación en la comunidad médica y científica. Ante esta situación, desde la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), la investigadora Valentina González Pecchi, académica de la Facultad de Medicina y coordinadora del Grupo Interdisciplinario de Investigación en Cáncer, fue enfática en rechazar tales afirmaciones y alertar sobre los riesgos para la salud. “Los riesgos para la salud por consumo directo de agua de mar son bastante variados, pero serios a nivel del funcionamiento del organismo. Algunos de ellos pueden ser deshidratación, por los altos niveles de sal que contiene el agua de mar. También, la presencia de microorganismos en el agua puede llevar a la presentación de infecciones o malestares gastrointestinales. A largo plazo, pueden llevar a problemas renales y/o cardiovasculares”, explicó la investigadora. Respecto de la afirmación de que esta agua tendría propiedades curativas para el cáncer, la especialista sostuvo que “no existe evidencia científica que respalde el uso de agua de mar como tratamiento curativo para enfermedades graves como el cáncer, incluso puede llegar a ser contraproducente. No es un tratamiento curativo, y es importante que personas que padecen de
enfermedades graves puedan seguir las indicaciones de los médicos en relación a los tratamientos y cumplirlos”. Finalmente, la académica subrayó que, si bien existen terapias complementarias que pueden apoyar el bienestar de los pacientes, estas deben siempre estar acompañadas por tratamientos
validados y bajo supervisión profesional. “Es de suma importancia que las personas recurran a tratamientos médicos avalados y siempre bajo la supervisión de profesionales de la salud. El confiar en supuestos remedios alternativos puede, incluso, ser perjudicial para el manejo y evolución de la enfermedad. Por ello, es clave que la población se informe adecuadamente sobre alternativas terapéuticas, muchas veces utilizadas en combinación a terapias convencionales, a través de canales confiables, como pueden ser profesionales del área de la salud, hospitales, CESFAM u otras instituciones sanitarias”, concluyó.
Constanza Andrea Irene Saavedra Ortega