En el Día Mundial de la Diabetes, especialistas hacen un llamado urgente a visibilizar una de las complicaciones menos abordadas y más discapacitantes de la enfermedad: el dolor neuropático asociado a la diabetes. La polineuropatía diabética dolorosa afecta a entre el 13% y el 35% de los pacientes diabéticos y constituye una de las principales causas de dolor crónico en este grupo. Este dolor, caracterizado por hormigueo, entumecimiento, pinchazos y pérdida de sensibilidad en las extremidades, entre otras sensaciones, afecta considerablemente la calidad de vida de quienes lo padecen.
El Dr. Sergio Maldonado, experto en medicina del dolor y coordinador de la Unidad de Tratamiento del Dolor del Hospital Valdecilla en España, quien además es paciente con dolor crónico y se encuentra en Chile como expositor en el XIII Congreso Internacional de Dolor invitado por la farmacéutica alemana Grünenthal, destaca que la diabetes daña los nervios periféricos y pequeños vasos que los irrigan, lo que provoca un dolor neuropático persistente y debilitante. “La diabetes afecta los nervios y los pequeños vasos que los alimentan, generando un dolor crónico que no solo limita físicamente, sino que también afecta emocionalmente a los pacientes”, explica el Dr. Maldonado.
En Chile, la polineuropatía diabética dolorosa es una afección que requiere mayor atención. A pesar de que la diabetes tipo 2 está cubierta por el GES, el tratamiento del dolor solo se incluye cuando está asociado a la curación avanzada de heridas del pie diabético. Esto deja a muchos pacientes que sufren dolor neuropático sin opciones de tratamiento. Al respecto, cabe mencionar que la polineuropatía diabética dolorosa se asocia a mayor incidencia de complicaciones como úlceras indoloras en el pie que pueden acabar requiriendo amputaciones.
De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Salud, en Chile, el 12,3% de la población padece diabetes y aproximadamente el 50% de las personas con esta enfermedad desarrollan algún tipo de neuropatía. La polineuropatía dolorosa, en particular, es una de ellas.
Para enfrentar esta condición, el Dr. Maldonado resalta la eficacia de tratamientos tópicos para dolores localizados “ya que nos aportan una gran eficacia terapéutica sin efectos secundarios para el resto del organismo. Actualmente, las principales guías de tratamiento del dolor neuropático incluyen la capsaicina en altas concentraciones, al 8%, como terapia de primera línea por este buen equilibrio entre eficacia y seguridad”, indica el especialista, en referencia a las guías de tratamiento de la neuropatía diabética dolorosa.
Atención a los síntomas y la importancia de la prevención
El diagnóstico de la polineuropatía diabética dolorosa debe basarse en 3 pilares: los resultados de la exploración física, las pruebas diagnósticas y la historia clínica, siendo este último el pilar fundamental para el diagnóstico3. Al respecto, la recomendación para los pacientes es poner atención a los síntomas y mencionarlos a su médico.
Los principales síntomas que pueden alertar los pacientes se clasifican en:
- Espontáneos: Quemazón, dolor punzante, “corriente eléctrica”, sensación de frío en los pies o “caminar sobre arena”.
- Sensoriales: Hormigueos, entumecimiento, hiperestesia, pérdida de sensibilidad, parestesias y disestesias.
- Motores: Espasmos, fasciculaciones, y calambres.
En ese sentido, el Dr. Maldonado subraya la importancia del diagnóstico temprano y de un adecuado control de la diabetes para reducir las probabilidades de desarrollar neuropatía: «En mi opinión, los puntos más claves son la detección, diagnóstico y tratamiento precoz, ya que cuanto más tiempo pasa desde el inicio de los síntomas hasta su tratamiento, más complejo es poder controlarlo. Suelo utilizar la frase ‘el dolor agudo es curable, el dolor crónico es tratable’ para hacer llegar a todo el mundo este concepto”.
“En muchas ocasiones el paciente con polineuropatía diabética no expresa en consulta este tipo de sensaciones neuropáticas hasta fases muy avanzadas, por ello debemos concienciarnos de preguntar por estos síntomas a los pacientes, y a su vez, concientizar a los pacientes para que los expresen de forma natural en dicha consulta. De esa forma lo detectaremos con una antelación que puede marcar una diferencia en la evolución del dolor a futuro y en la calidad de vida de los pacientes”, finaliza el especialista.
Una respuesta favorable al tratamiento es más probable en los pacientes en los que se establece un diagnóstico temprano. Ningún síntoma debería pasarse por alto, aunque el paciente no crea que está asociado a la diabetes.
Sofia Wrobbel |