La Cumbre del Futuro en la ONU tuvo un inicio turbulento tras la intervención de la delegación rusa, que rechazó el Pacto del Futuro, un documento clave negociado durante meses. Según Rusia, el pacto “solo beneficia a Occidente” y no respeta los principios de multilateralismo ni de igualdad soberana entre los estados.
La delegación rusa también criticó la falta de consultas amplias entre los países antes de la presentación del documento, afirmando que el proceso fue unilateral y favoreció a las potencias occidentales.
Rusia pidió enmendar el Pacto del Futuro, un texto que busca reformar el Consejo de Seguridad y las instituciones financieras de la ONU, además de promover un mayor compromiso en temas como el cambio climático.
Sin embargo, su enmienda fue rechazada mediante una moción presentada por el grupo de África, liderado por el Congo. La moción fue respaldada por 143 países, mientras que solo 7 votaron en contra, incluidos Rusia, Corea del Norte e Irán.
La delegación venezolana también respaldó las críticas de Rusia, aludiendo a una “actitud arrogante” de los países occidentales y defendiendo el principio de no injerencia en los asuntos internos de otros estados. Pese a las tensiones, el Pacto del Futuro sigue en pie, aunque no es vinculante.
El secretario general de la ONU, António Guterres, intervino en la sesión subrayando la necesidad de “rescatar el multilateralismo” y destacó que las reformas propuestas buscan que las instituciones internacionales sean más justas y representativas, en especial para regiones como África, Asia y América Latina.
La aprobación final del Pacto del Futuro y de otros acuerdos complementarios, como el Pacto Digital, será clave para definir el rumbo de la gobernanza global en los próximos años.